En resumen, la renta fija viene a ser un préstamo que le haces a alguien, normalmente el Estado o una empresa, obteniendo a cambio un interés sobre tu dinero, haciendo tu lo que los bancos hacen con la gente cuando les dan hipotecas o préstamos.
El mercado de renta fija está formado por todos los productos que representan la deuda emitida por empresas y Estados.
Cuando éstos necesitan dinero, realizan una emisión de deuda en forma de bonos y préstamos con un interés fijo o cupón a un plazo determinado.
Si inviertes 10.000 a 1 año y a un 4% de interés anual, por ejemplo, sabes que al pasar ese año recuperarás tu dinero más los intereses, llevándote en total 10.400. Asimismo, el pago de intereses suele ser cada 1, 3, 6 o 12 meses.
Actualmente la rentabilidad promedio invirtiendo en Renta Fija en dólares es alrededor del 4% anual.
Muchos inversores tienen un perfil de riesgo bajo, y no quieren ver sus inversiones perdiendo dinero ante las bajadas del mercado. Por esta razón para ello es útil hacerlo a través de fondos de renta fija que igualmente pagan un interés regularmente pero que compensan el riesgo de pérdidas en caso de tener bonos individuales.
La diversificación es la principal razón por la que los inversores introducen la renta fija en sus carteras de inversión. Aunque a veces, con la diversificación no se puede evitar las posibles pérdidas momentáneas, el inversor que quiera reducir la posibilidad de sufrir estas pérdidas puede distribuir sus ahorros invirtiendo en diferentes clases de activos que tengan comportamientos diferentes. Esta situación se da a menudo con la renta fija y con la renta variable o productos mixtos.